sábado, 21 de diciembre de 2013

Seguro aquella tarde pude hacerte sentir bien, despejarte del resto, hacer que salgas de la cotidianidad y regalarte un poco de paz (eso es lo que me diste a entender) a mi me diste todo eso y yo esperaba brindarte lo mismo. Tal vez fue por sólo un par de horas, pero en mi generaste esa enorme paz que sentía cada vez que te veía, volviste a generar lo mismo, esa sensación sigue intacta a pesar de todo, a veces necesito todo eso, no lo niego pero no volvería a repetirlo, no volvería a hacer que nuestros brazos se entrelacen, en mi ya no queda nada tuyo, solo el recuerdo y mio en vos nunca hubo nada. Hoy, dejaste de querer saber algo de lo que me pasa (o quizá nunca quisiste saberlo), no siento que tu piel roce con la mía o que tus ojos miren algo de mi (No hace falta que me quites la mirada para que entienda que ya no queda nada), nunca quise que pasara esto, pero pasó, sí, pasó, nunca esperé que me niegues el saludo o simplemente no levantes la cabeza. Todo hace que te tome un odio enorme aunque aún así te quise (y mucho) y a pesar de tantas cosas, nunca voy a dejar de recordarte (porque soy una tremenda inútil)

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