miércoles, 1 de enero de 2014

Aunque a veces digo basta, en las noches de subasta me la juego hasta ganar. Como toda señorita eras bien histeriquita, eras una ola en el mar. Siempre cinco para el peso, siempre abrazo, nunca un beso, y ahora ni torta ni pan. De este amor que nunca vio la luz... sólo me quedan recuerdos de ese sueño momentáneo, viejos tiempos de adicción. A planteos poco cuerdos, al placer del desengaño, a la dulce confusión. Sólo me queda el consuelo de saberme muy tranquilo, yo ya sé que la peleé. 

Yo sólo quería unos mimos,
un suspiro de tu ombligo.

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